Textos de presentación de la muestra “Anatomía Quimérica” 2013
EL DIBUJO ANTES QUE EL LENGUAJE
En la actualidad el suceso artístico se ha caracterizado por el desarrollo de formas y modos de compleja significación y por comportamientos que se apartan de dogmas disciplinares asumiendo en ocasiones, posturas de desprecio o negación de las viejas maneras y enseñanzas que en alguna etapa de la historia pudieron haber sido la esencia del arte.
Hoy los intereses artísticos están más relacionados con la construcción de vínculos con la realidad que con los afanes por dominar técnicas o cualidades expresivas que en algún momento fueron retos sustantivos de la enseñanza y ejercicio del arte.
Ante este panorama las llamadas “artes mayores” han quedado desplazadas y relegadas como sucesos decadentes propios de prácticas aburguesadas o frívolas que no representan objetos de interés para los que trabajan y viven en torno al denominado “arte contemporáneo”.
Si somos realistas tenemos que aceptar que las disciplinas visuales han quedado en un estado de “coma” ante el avasallante fenómeno del arte actual, este “monstruo de mil cabezas” que abarca todo; evasivo, ubicuo e inestable lo es todo y por lo tanto es indefinible.
No obstante esta delirante realidad, existe una práctica constante en el arte que ha permanecido a lo largo de su historia y de la humanidad misma como recurso pre-lingüístico para tender puentes entre los individuos y su entorno, esta práctica omnipresente que es propia de todo ser humano y que antecede al lenguaje es simple y llanamente el dibujo.
El arte mimético pre-moderno, las vanguardias y aún las tendencias conceptuales desmaterializantes lo han empleado como medio, herramienta o fin sin mayor cuestionamiento de su legitimidad o vigencia, esto nos habla de su majestad y de su poder como constructor de sentido dentro de las culturas.
Bajo esta visión múltiple y abarcadora es como se presenta “Anatomía quimérica”, muestra que pretende reunir algunas facetas del dibujo, desde su cualidad pre-lingüística hasta su presencia como disciplina.
Esta serie de trabajos no intenta dar lecciones de “cómo se debe dibujar” puesto que todos nacemos siendo dibujantes, ni busca despertar la tan anhelada vivencia estética porque esa la encontramos a la vuelta de la esquina. En todo caso se ofrece como evidencia de procesos mentales relacionados con el ensimismamiento, con una suerte de negociación entre las alteraciones anímicas producidas por el impacto de la experiencia cotidiana y la somatización que de ella se deriva.
El dibujo funge como elemento explorador que permite dar forma a lo visceral, pero no descriptivamente, sino a la manera de una tomografía mental o una cartografía que se desprende de un proceso imaginario derivado del dolor, angustia, placer, ansiedad o depresión.
Sin buscar tener parentescos con manifestaciones expresionistas o sensualistas, las imágenes que se exponen están más próximas a la documentación de esa expedición forzosa hacia nuestros adentros, a ese territorio donde los existencialistas afirmaban que éramos arrojados como entes solitarios sin más compañía que nuestras propias vísceras, elementos emisores de pulsión de vida y receptores de la inminente fatalidad de la muerte.
JULIO CHAVEZ GUERRERO
Ciudad de México, noviembre del 2013
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JULIO CHÁVEZ Y EL LINAJE ACADÉMICO
Por José de Santiago Silva
Como en los organismos vivos, existen en las entidades académicas factores que determinan derroteros de evolución y desarrollo. Se trata de una acumulación de experiencias colectivas que se decantan y concretan en una especie de linaje académico a manera de ”paquete genético” que contribuye a configurar así sea parcialmente la producción de los miembros de una comunidad a lo largo del tiempo.
Lo anterior viene al caso en la muestra de dibujos que ahora presenta Julio Chávez en la galería de la Escuela Nacional de Artes Plásticas en su plantel del Centro Histórico.
Su vocación artística primigenia fue la arquitectura, hizo los cursos correspondientes y obtuvo la licenciatura pero pronto sus intereses se orientaron hacia las artes visuales y cursó la maestría en pintura. Emprendió sus estudios de grado con excepcional compromiso y entrega de manera que consolidó conocimientos y habilidades suficientes para iniciar una carrera de producción constante y prolífica. Él mismo reconoce que gozó de particular atención de su tutor Francisco de Santiago Silva quien se encargó de revelarle los vericuetos de las diversas técnicas pictóricas así como las estrategias compositivas y conceptuales.
Su producción temprana estuvo centrada en planteamientos cibernéticos y robóticos, también en propuestas museográficas como recurso surgido de sus antecedentes arquitectónicos, después derivó en especulaciones cromáticas y en la producción reciente se revela como gran dibujante en una línea que él mismo califica de “abstracción orgánica”, explica que ha tenido permanentemente grabada en la sensibilidad y en la memoria la obra de Melesio Galván que vio por primera vez hace ya muchos años cuando recién se incorporara a los estudios de Maestría en el mismo recinto en donde ahora nos muestra su trabajo.
Sobresalen en este conjunto de dibujos varias características encomiables, la primera es el arrojo con que el artista enfrenta la representación de la vida en circunvoluciones mórbidas que conectan con lo visceral, anfibológico mensaje de impulsos vitales y deterioro pero en paralela intensidad realiza su mensaje con excelencia dibujística.
En la muestra son claramente reconocibles sus atributos analíticos y sus habilidades, su gran capacidad creativa, a la par sus antecedentes, su linaje académico.
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Texto de presentación de la muestra “IN EXTREMIS” 2012
JULIO CHÁVEZ: LA SECUENCIA DEL SILENCIO
Por Ignacio Salazar
El asombro sobrepasa las dimensiones del tiempo, el espacio y el cúmulo de experiencias, para tomarnos por sorpresa en muchos momentos de la vida. Esta cualidad que nos acompaña desde que nacemos, tiende a entrar en un estado de hibernación y letargo cuando la energía vital disminuye o se apaga por los embates de la vida, a través de las fuerzas externas. El asombro es la pureza de visión que permea a la infancia; con los cambios en la existencia se transforma en una cualidad cargada de una extrema fuerza. El asombro ante los hechos más sutiles nos conduce a las profundidades de la conciencia.
El primer atisbo hacia la delicada obra de Julio Chávez, no sólo está cargado de asombro; nos acompañan la sorpresa y la admiración ante el encuentro de innumerables cualidades que en buena medida apuntan hacia el silencio. Son producto de la discreta reflexión que provoca la intuición, ese maravilloso estado que aparece acompañado de lo que Chávez denomina “trance”.
El surgimiento de estos dibujos, es en buena medida un estado de delicada sutileza mental, la cual surge de una natural introspección. El acto de dibujar en la manera como lo vive Julio Chávez es una decidida zambullida hacia el interior de los estratos mentales a través del éxtasis («salir fuera de sí y de cuanto le rodea, clausura las puertas a lo exterior, a las afecciones interiores para abismarse en el objeto de la contemplación»*) e iniciar una travesía que puede prolongarse por meses, en la composición de cada una de estas obras, y con generosa expresividad nos regala en nuestra postura como espectadores, la posibilidad de entrar en un estado contemplativo sin limites temporales.
Este excelente conjunto de dibujos, nos abre a través de la mirada, un océano de discretos descubrimientos, disfrazados por el grafito, y a la vez construidos por el mismo; preciosos instantes de una estética elegante que está dirigida a ojos afilados a través de la luminosidad del ver.
Resulta poco atinado intentar una descripción de las piezas en su conjunto y de los fragmentos compositivos que las constituyen, así como tratar de encontrar analogías que nos ayuden a encontrar una certeza relacionada con las asociaciones de lo conocido. Mejor disfrutemos un viaje en caída libre hacia el interior de los fragmentos y del todo en cada dibujo. Tal vez podemos intentar desvelar algún capítulo de los secretos del arte a través de un solo dibujo, una sola visita en un día y así consecuente un día por dibujo, hasta completar con la parsimonia con que fueron creados, una unificación con la delicada sensibilidad de Julio Chávez y los dibujos que ha creado en los años recientes.
Martín Alonso. Enciclopedia del idioma. Editorial Aguilar.
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Texto presentación de la muestra “PINTURA X” 1997
Por Armando Torres Michúa
Las imágenes de los cuadros de Julio Chávez se mueven en terrenos fronterizos: la figuración y la abstracción, el expresionismo y el esteticismo, la actividad gestual y las improntas sígnicas, la tarea proverbial de pintar y las referencias posmodemas (expresadas en la combinación de la nueva figuración y los neoexpresionismos de cuadros Tu presencia es mi pesadilla, El dolor apenas comienza).
En esta pintura sobresale la ausencia de preocupaciones que no sean claramente estéticas y la importancia que se concede a la experiencia personal, por lo que recuerdan las propuestas de¡ argentino Rómulo Maccio. Difieren por el énfasis en los medios, las formas, los recursos y la renuencia a dotar de contenidos específicos a cada escena: Demasiado peso para un hombre solo, La sangre para después
Julio Chávez pinta figuras humanas que se funden y confunden en diferentes actos o actitudes y remiten a sucesos noticiosos de la comunicación masiva, tecnofuturistas (cine, historietas), cibernéticos, neopop o abarrocados. Se aprecia también su interés por el movimiento, el acto de encarnar o desintegrar esos seres en entomos colorísticos ambiguos y abstractos que subrayan la descontextualización. Así se ven Un cielo para cada infierno, El asalto y Perros de guerra.
Ambiente dramático, cruel y aun aterrador que el artista logra al mezclar procedimientos gráficos (expresividad rítmica de la pincelada, toques de color), tipográficos (dejos de escrituras de lenguajes sígnicos indescifrables) y recursos gestuales como escurridos, salpicados, aplicación del pincel seco y hasta cargas, delimitando un espacio que carece de l¡gas con la realidad concreta. Así se ve en El código está en las barras.
En este tipo de neofiguración gestualista, lo nuevo radica en la variedad de elementos que provienen de la literatura de ciencia ficción, el cine de premoniciones futuristas, macabras y el efectismo. Nuevas formas de exterminar dragones, El duelo y Levantando mitos nos enfrentan a una galería de seres genéricos, impersonales e incluso esqueléticos, en constante transformación, inmersos en una atmósfera ominosa. Parece revertir el famoso proceso de la contemplación, ya que ellos plantean más interrogantes que respuestas o interpretaciones de los observadores.
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Textos de presentación de la muestra “TRANSFUGAS” 1993
JULIO CHÁVEZ: LOS USOS DEL VIRTUOSISMO
Por Carlos-Blas Galindo
Algunas afirmaciones controvertibles pueden ser utilizadas como preámbulo para la evaluación del papel que tanto el virtuosismo como el cuidado y la originalidad del enmarcado tienen en la presente exposición que real¡za Julio Chávez Guerrero: mientras que hay quienes afirman que la destreza es requisito indispensable para toda labor artística, hay quienes aseguran que todo virtuosismo deviene obstáculo para la aportación cultural; mientras algunos aseguran que las innovaciones en el enmarcado son susceptibles de atraer la atención de los públicos e incluso la de aquellos que no son especializados, otros afirman que las presentaciones ornamentadas desvían la atención de los destinatarios de las obras y los hacen detenerse en aspectos que no son fundamentales.
Quienes aprecien con atención las obras con las que Chávez Guerrero Integrado esta individual advertirán por una parte, que el manejo de líneas, trazos, áreas, efectos, superficies, calidades, reiteraciones, ritmos, direcciones, superposiciones y demás recursos que conforman el acervo técnico del que dispone, han sido aplicados por el autor de una manera que indudablemente es decidida. También advertirán, por otra parte, que la pulcritud, los detalles y los acabados que son típicos de sus trabajos permiten corroborar que, a la vez que virtuoso, él es decidido y audaz en el manejo de su repertorio. Ahora bien, el virtuosismo y la destreza que caracterizan a la producción de este autor le resultan indispensables para conseguir las soluciones iconográficas que son constantes en su labor y, hasta ahora, ninguna de las dos características señaladas ha obstaculizado el tránsito de Chávez Guerrero hacia la consolidación de su lenguaje individual. En lo que concierne al otro punto señalado, el tipo de enmarcado con el que ha decidido mostrar sus trabajos no es algo accesorio ni superfluo, sino que su uso responde a un propósito comunicativo que es congruente con la sensación de prospectiva que con sus obras genera.
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JULIO CHÁVEZ: PINTOR CON ORTOGRAFÍA
Por Francisco de Santiago Silva
El valor más destacable de la muestra que el joven maestro de la DEP-ENAP, Julio Chávez Guerrero, es sin duda la revaloración del dibujo como obra que por sí misma alcanza la categoría del arte, al mismo tiempo que evidencia la necesidad insoslayable del dominio del dibujo, que tiene el hacedor de bienes culturales para alcanzar la excelencia en el oficio, sin la cual no se sostiene la dignidad, ni la altura conceptual a que está obligado el artista contemporáneo.
Pasó el tiempo en que los críticos y teóricos afirmaron que el dibujo no era indispensable para la creación artística, porque tal idea dio como resultado la proliferación de obra que estaba con la moda del descuido dibujístico y en la reforma del figurativismo que degradó la calidad de factura, creyendo que cualquier mancha abstraccionista disimulaba una incapacidad evidente en los pintores jóvenes. No se tomó en cuenta que la disciplina del dibujo se refleja en la calidad sensible de la pincelada y en la distribución de los colores. Esta fue, en parte, la razón por la que se llegó a la estética de lo feo, del horror.
Habrá que reflexionar en que lo mismo sucedió cuando se descuidó el conocimiento de las técnicas de los materiales, así nació el arte efímero, que de alguna manera manifiesta una falta de respeto al oficio de pintar.
Destaca entonces, el que los dibujos que nos presenta un maestro joven del posgrado de la ENAP, sean la demostración de lo que se puede alcanzar en la expresión, con el uso del claroscuro, de la calidad del trazo, con la infinita variedad de tonos y semitonos.
Su obra nos hace intuir la intención del artista de hacernos reflexionar sobre la amenaza latente del retorno del fascismo, que ya no resulta tan amenaza, es una realidad presente en la caduca Europa y en nuestra América.
En la presente muestra, admiramos la habilidad con que están realizados los trabajos de Chávez Guerrero, pero es mucho más importante que el artista nos obliga a un esfuerzo intelectual que va más allá del placer contemplativo.
Después de esta exposición nos nace el deseo de ver lo que Julio puede darnos usando manchas libres, espontáneas, para interpretar al hombre libre que todavía existe en alguna parte.
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Texto presentación de la muestra “ACTOS FALLIDOS” 1991
ACTOS FALLIDOS: DIBUJO Y PINTURA DE JULIO CHÁVEZ GUERRERO
Por Manuel Sánchez Santoveña
Como primer dato expresivo, la obra visual de Julio Chávez ofrece la figuraci6n reconocible. En sus dibujos y lienzos, a modo de espejos, se refleja la condición actual del género humano. Los personajes, sin rostro a apenas esbozado, manifiestan el anonimato y la reducción de su individualidad a claves numéricas. Seres incapaces para proclamarse y hasta para percibir el ambiente donde existen; sólo contienen caparazones protectoras de un misterio abismal.
Las cabezas, mudadas en cascos de flotantes capas translúcidas. Vestimentas, musculaturas, desgarradas en planos más y más profundos. Evocaciones de epidermis metálicas, refulgentes al contacto con la luz. Nada más los cuerpos externan el impulso vital. Actitudes estáticas, expectantes; o dinámicas, convulsionadas. Entes aislados, clausurados en sí mismos, casi cibernéticos, sin otra relación que la del espacio donde están y donde no son. Ambientes trágicos, sombríos, aun cuando la atmósfera sea brillante y cálida.
Líneas de trazo largo, firmes, contundentes: señales de dominio del oficio. Delicadas caligrafías, sensuales arabescos. Nítida definición de planos y volúmenes. Formas no exactamente anatómicas; reveladoras de precisos conocimientos de la estructura y los tejidos internos del cuerpo. Orquestaciones y ritmos, sutiles, afiebrados. Juegos de claroscuro en el manejo de la tinta o del lápiz, y de hábiles contrastes cuando la expresión depende del color; contrastes de temperatura y de complementarios, sin violencia; contrastes por extensión, definidores de la dinámica visual y su clímax; contrastes por simultaneidad, con su misteriosa transmutación de un tinte en otro. Alquimia visual, evocadora de los actos fallidos. Formas icónicas, expresivas de la circunstancia presente, quizás eterna, del hombre y de su naturaleza todavía no redimida. Figuras vecinas a la ilustraci6n; alejadas de la anécdota más o menos insustancial. Sistema de signos próximo al hiperrealismo; contrapuesto a la manera obvia y frívola de ese modo de ver al mundo.
Consideración critica, sin concesiones ni amarguras, del caos que nos asfixia. Denuncia lúcida de la apocalíptica introyección ante la violencia y los desafueros contra la intimidad; de la diversión enajenante, alienada, sobre el desarrollo intelectual y espiritual; de la vanidad y la prepotencia, superpuestas al respeto y la civilización; de la agresión y la guerra, como medios para imponer el amor y la convivencia; de la información y de la comunicación, compulsivas, manipuladoras, imperantes sobre el diálogo y el afecto; de la transformación, en suma, del hombre en mero autómata, al servicio no se sabe de qué, ni de quién. Las ideas, la cultura, degeneradas en ideologías y en actos propios de Caín.
La visión desolada de Julio Chávez, a pesar de la íntima clausura y la incapacidad de relación en que existen sus personajes, paradójicamente, manifiesta una intensa joie de vivre. En efecto, los actos fallidos de que se acusa nuestro pintor están presentes en el virtuosístico manejo de la representación visual; trasmina por todos los poros la refinada sensualidad, la poderosa sensibilidad estética con que es capaz de expresar el amor a si mismo y a los demás, hacia su oficio y la fe, inquebrantable, en las infinitas posibilidades del Arte como medio de conocimiento, el único capaz de afirmar el valor de la individualidad, entendida como caso único, irrepetible, en la eternidad.